Por: Erika Montañez y Catalina Motta
Primero es importante saber qué significa el concepto de público para poder entrar en espacios donde la opinión es el medio de sostenimiento.
Para H.Arendt, filósofo y padre del totalarismo y R.Sennet lo público es el mundo común de todos, o sea lo difundido para la mayoría y; para Germán Rey, lo público es el interés común, el espacio y la interacción comunicativa.
Así las cosas, es apropiado reconocer si nosotros estamos en ese espacio donde la opinión es válida, en que la mayoría tiene participación y en el cual la ciudadanía es la fundante democrática.
Se vienen entonces, dos polos que nos predisponen a confundirnos con la política; eso es tema aparte porque la opinión está disfrazada de las pretensiones personales del poder.
Pero ¿respectivamente los medios de comunicación cumplen con ejercer el espacio ciudadano y cumplir con lo que los autores llaman “reconocimiento recíproco”? lo que los autores denominan “reconocimiento recíproco” es lo que se llama al derecho de informarse, de hablar y ser escuchado; cabe resaltar que los medios no están cumpliendo con su tarea como debe ser. Al contrario tapan las crisis con el mundo de la farándula.
¿Que nos queda por mirar en la TV si los medios llenan el vacío de la política? Los medios deben ser fabricantes de la verdad y llenar con nuevas ideas las mentes de los que necesitamos aportes culturales certeros y novedosos. No hay que dejar que la monopolización contamine el fin de los medios de comunicación. La mediación de las imágenes, siempre ha sido muy cuestionada y en este momento actual donde lo que vende es la imagen; aún más.
Permitir que las imágenes espectacularicen los hechos es un error constante que genera inmoralidad e irrespeto, básicamente porque es crear el “runrún”, la necesidad de jugar con las vidas de los espectadores.
No hay porqué dominar un poder tan grande como los medios de comunicación con la voz de la política ni con la necesidad de vender productos a son de crear raiting; por el contrario, hay que producir a partir de la crisis del mundo. En realidad el hambre, la indigencia, la enfermedad, los triunfos y la criminalidad, también venden, hay que generar ideas excelentes que conmuevan el mundo a partir de las buenas imágenes para convertirnos en seres sensibles capaces de comprar algo que les ayude (de una forma social) a otros.
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