
Por: Juan Sebastian Arias.
Bogotá es el foco económico, político y social de nuestro país, esto hace de la ciudad un lugar multicultural y variado. Es muy difícil estandarizar a la cultura bogotana, pues las personas con elementos comunes (origen, condiciones económicas, escolaridad y experiencias) tienden a agruparse en guetos o “tribus urbanas” que tienen una visión común de ideales, pensamientos y gustos. Esta visión se manifiesta en la actitud, la forma de vestir, la música, entre otros.
En medio de esta agrupación masiva y “alienada” de personas. También se pueden encontrar en Bogotá personajes que se diferencian de aquellos que pertenecen a estas tribus, pues no pertenecen a ninguna. Estos personajes son los vanguardistas; independientes, inteligentes y de alguna manera arriesgados. Estos rompen con la convecionalidad y con los prototipos establecidos generando un estilo propio.
Como definición, podemos entender al vanguardismo como la tendencia artística que introduce elementos nuevos frente a las formas tradicionales y convencionales. También puede ser entendido como una tendencia en la cual la única regla es no respetar ninguna regla.
Históricamente, el vanguardismo emerge en contraposición al modernismo. Al principio este término era usado de manera peyorativa a todos los movimientos artísticos que innovaran o liberaran las reglas que estaban establecidas por los movimientos anteriores.
Estos movimientos se produjeron en Europa y se denominaron “las vanguardias del siglo XX”. Algunas de estas vanguardias son el expresionismo, el cubismo, el creacionismo, el surrealismo, el impresionismo, el cosmopolitismo y el existencialismo.
En la actualidad, ningún vanguardista se rotularía bajo alguna etiqueta (skatero, puntero, metalero, neo, etc.) pues son tan únicos que no encajarían en una definición generalizada.
Esta expresión individualista varía según la personalidad. Seguramente una mujer alegre, equilibrada, vanidosa y estilizada, tendrá una expresión diferente a la que pueda tener un hombre vanguardista rudo, de carácter fuerte y machista.
Este personaje es muy conocedor del mundo, de las tendencias e influencias por las que está interesado (arte, música, moda, política). Esto lo hace un bogotano bohemio e intelectual. El vanguardista adopta estas tendencias e influencias a un estilo propio y personal.
Este bogotano poco convencional nunca usaría algo de vestir que no tuviera un significado o una intención determinada. Es una persona muy conciente del poder comunicativo de la imagen, así que con su indumentaria siempre intentará transmitir la esencia del ser, de su propio ser.
Bibliografía: http://www.kahoks.org/chs-spanish/spanish5/Vanguardismo.html
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