Por: María Fernanda Malaver
Cuando caminamos por las calles de Bogotá, podemos darnos cuenta del multiculturalismo que la habita, de la cantidad de mundos extraños y pensamientos diferentes que se encuentran en un mismo territorio y espacio físico; un ejemplo de esto son esos personajes de cabello largo extremadamente lacio, con rasgos indígenas, de baja estatura, caras redondas, morenos y con atuendos que parecieran listos para una ceremonia, siempre asociados a un mercado informal de artículos de lana con bordados propios de su región, son los llamados “ecuatorianos”.
Esta comunidad, descendientes directos de la cultura indígena chibcha, llegaron hace muchos años a Bogotá en busca de una estabilidad económica. “aquí el trabajo es mejor” afirma Stella Córdoba una comerciante de la calle 68. Ella como muchos otros llegó hace 10 años acompañada de toda su familia.
Cargando su bebe en brazos y con su mirada de mujer sumisa deja al descubierto una personalidad tímida, típica de la mujer ecuatoriana a la cual le apena vestir de manera diferente a sus faldas largas y blusas campesinas, Stella a pesar de su juventud parece conocer la vida como es.
Mientras tanto, Cindy Consuelo Santa Cruz una extrovertida niña de 15 años, nacida en Colombia pero de padres ecuatorianos, nos cuenta más sobre sus costumbres. “yo viajo cada 15 días a Ecuador” ella va a traer mercancía y a disfrutar de las fiestas del país, la de febrero que es un carnaval de agua y la de junio y julio que es tal vez la mas importante, la fiesta de san Juan o del Sol que viene como legado de sus ancestros los chibchas. Cindy cuenta que entiende la lengua quechua, idioma indígena ecuatoriano, pero no lo habla “es mas fácil el ingles” dice.
Ella asiste a un colegio privado como cualquier niño bogotano, pero cuenta que a veces recibe burlas y comentarios racistas de sus compañeros, aunque por su actitud eso parece no molestarle.
Al preguntarle por como se encuentran organizados comenta que se reúnen por medio de un cabildo a través de la alcaldía de Bogotá, en el se discuten temas como la seguridad social para los que se encuentran legalizados, la educación para los niños y brindan orientación a los nuevos inmigrantes. El cabildo se reúne esporádicamente y se anuncia por medios informales, como volantes y comunicación personal donde se fija la hora fecha y lugar de reunión.
Después de observar, preguntar y analizar los comportamientos de estas personas se puede deducir que es necesario estudiar mas a fondo sus creencias y pensamientos para entender sus valores, además podemos descubrir que a pesar de ser demasiado huraños pueden ofrecernos mucho mas que lo productos que venden en las calles por que en ellos hay una gran cultura en muchos casos desconocida para nosotros quienes vivimos en su mismo entorno, Bogotá.
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